Valor social: ¿qué es y cuáles son sus desafíos?
A medida que el mundo se vuelve más consciente del impacto de las organizaciones y empresas sobre el medio y la sociedad, surgen términos que sirven como herramientas para definir, medir y gestionar ese impacto. Quizás el más importante de estos es el de “Valor Social”, un intento de acotar algo naturalmente complicado de medir.
¿Qué es el Valor Social?
El valor social se define como el impacto positivo que las acciones de una organización o individuo tienen en la sociedad. Va más allá de los beneficios económicos directos, e incluye aspectos como la mejora de la calidad de vida, la reducción de desigualdades, la preservación del medio ambiente y el fortalecimiento de lo comunitario. Por eso es un término tan útil, porque ofrece coherencia entre ámbitos muy distintos, todo ello con vistas a mejorar las condiciones actuales desde una visión comprometida con lo social.
La importancia del Valor Social
Hay términos que acarrean una fuerza transformadora, en este caso positiva. Es así cómo el Valor Social esconde en sí varias luchas y principios. Por ejemplo, el concepto de equidad y lo que conlleva. El valor social se puede utilizar para medir cuánto contribuye un proyecto a la reducción de brechas sociales y/o económicas, o cuánto fomenta la cohesión social en un grupo, o cuánto favorece prácticas que protegen el medio ambiente. Así, si un proyecto es visto como generador de valor social, gana la confianza de las partes interesadas y la sociedad en general.
Desafíos
A pesar de la clara importancia del valor social, medirlo de manera precisa y objetiva presenta varios desafíos. Uno de los principales problemas es la subjetividad inherente de lo que se considera “valioso”. Diferentes partes pueden tener diferentes criterios para evaluar el impacto de una actividad, y chocar a la hora de determinar el valor del proyecto. Además, muchos de los beneficios en cuanto a valor social son intangibles y a largo plazo, lo que lo complica aún más.
Claramente, medir el valor social no es una tarea sencilla, y requiere prestar atención tanto a lo cualitativo como a lo cuantitativo, además de incluir las múltiples dimensiones que engloba. Es por esto que se requiere herramientas más avanzadas que las tradicionales, enfocadas en la medición de lo económico por lo económico.
Aquí es dónde entra en juego el Social Return on Investment (SROI), una herramienta que pretende medir el valor social generado por un proyecto o programa, combinando elementos cuantitativos y cualitativos.

